Garganta de los Montes y el Cuadrón, poblaciones situadas en el extremo noroeste de la Comunidad de Madrid, constituyen la puerta de entrada al Valle Alto del Lozoya, uno de los rincones más especiales de la Sierra Madrileña. Escondidos entre montes y cerros, se abren al río por su parte norte, donde el embalse de Riosequillo encierra el agua del Lozoya, auténtico manantial de la Comunidad Madrileña. Sus paisajes son el resultado del lento modelado del ser humano que durante siglos ha hecho uso de este territorio. El aprovechamiento tradicional de los recursos naturales ha dejado en el paisaje una marca impresa inconfundible; esta tierra de ganado recorrida por vías pecuarias y cañadas forma un mosaico de prados, robles y chaparros que invitan al paseo.

Garganta de los Montes nace entre los siglos XIV y XV, en plena Edad Media, originado por el asentamiento de pastores que repoblaron la zona y la hicieron crecer durante los siguientes dos siglos. Su principal motor económico era entonces la ganadería y los cultivos de lino y cereales. Más tarde, a finales del siglo XVI, la “peste bubónica” hizo menguar la población, aunque ésta se recuperó años más tarde. Y en 1833, Garganta comienza a depender de Madrid.

Entre los encantos de este pueblo encontramos sus tradicionales viviendas y construcciones agropecuarias y la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, de finales del siglo XV, aunque su historia se remonta a las Cofradías de la Virgen y de San Isidro, ya existentes 100 años antes.

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