¿Alguna vez has sentido que un lugar cobra vida cuando escuchas su historia o su paisaje sonoro? ¿Te imaginas recorrer un camino y, en lugar de sólo ver paisajes, poder escuchar las voces y memorias de las personas que lo habitan, los sonidos de la naturaleza o las historias que lo hacen único? Pues eso es exactamente lo que busca el proyecto Carpetania Suena, una iniciativa que combina la tradición, la tecnología y el interés por el territorio para ofrecer una experiencia sensorial y educativa en seis rutas temáticas de la Red de Caminos Carpetania.
En este artículo, te invitamos a descubrir qué es Carpetania Suena, las seis rutas temáticas que puedes recorrer, las curiosidades que esconden y cómo esta iniciativa transforma una simple caminata, en un viaje en el tiempo y en los sentidos. ¡Prepárate para explorar, escuchar y aprender!
Carpetania Suena es un proyecto impulsado por el Centro de Innovación Turística Villa San Roque, que busca poner en valor el patrimonio cultural, histórico y natural de la zona a través de la sonorización de seis rutas temáticas de la Red de Caminos Carpetania. La idea es que, mientras recorres estos caminos, puedas escuchar historias, leyendas, sonidos de la naturaleza y música tradicional que enriquecen tu experiencia y te conectan con el territorio de una forma mucho más profunda.
Carpetania Suena invita al caminante a conocer la biodiversidad, la memoria oral y el paisaje sonoro de los parajes que recorre. Un ejercicio de concienciación y sensibilización del valor natural del entorno de la Red de Caminos de Carpetania, que ha sido financiado por la Unión Europea – Next Generation EU.Eje 1 – Actuación 2.
Imagina caminar por un sendero y, en ese momento, escuchar las voces de los habitantes del territorio, músicas tradicionales de la zona, saberes y memorias que nos hablan del uso y costumbres de un entorno rico en historia y biodiversidad. Todo esto se logra gracias a contenidos sonoros que puedes activar en tu móvil o en dispositivos compatibles, haciendo que cada ruta sea una experiencia inmersiva y educativa.
Podrás escuchar los podcasts y episodios a través de la web /www.sierranortemadrid.org/ o mediante los QRs que estarán dispuestos en puntos geolocalizados de cada ruta.
Este proyecto no solo busca promover el senderismo y el turismo sostenible, sino también fomentar el conocimiento y la valoración del patrimonio y la biodiversidad local, haciendo que la historia y la cultura sean accesibles para todos, en cualquier momento y lugar.
El proyecto cuenta con seis rutas principales, cada una con su propia historia, personajes y sonidos característicos. Seis viajes sonoros inmersivos donde los caminos se caminan y se escuchan.
Juana de Castilla, hija de Enrique IV, no llegó a reinar, pero pasó a la historia con un sobrenombre denigrante, la Beltraneja. Ella es la protagonista de este viaje por los territorios de Buitrago de Lozoya, y el Valle de Lozoya, ValdeLozoya, como lo llamaban en aquellos tiempos de finales del siglo XV. Ella toma la palabra y nos cuenta su historia y cómo ha cambiado este territorio que ella recorrió para ir a casarse a los 8 años. Enrique IV y un milano, que aporta una mirada más allá de lo humano al relato, acompañan a Juana y a los caminantes en este camino que une Buitrago de Lozoya y la Ermita de Santiago, en el término municipal de Gargantilla de Lozoya. Un podcast con músicas originales de la agrupación Aula Carpetania.
Curiosidad: Juana fue una princesa que luchó por su derecho al trono de Castilla y su historia está llena de intrigas, alianzas y traiciones. La ruta permite entender el contexto político de la época y escuchar cómo se ha transformado este territorio desde épocas medievales hasta la actualidad.
En este camino, las piedras hablan. Escúchenlas. Ellas también tienen su historia. Las formaciones de granito que nos encontraremos a lo largo y ancho de este camino que une Lozoyuela con El Berrueco, y con Sieteiglesias y otra vez de regreso a Lozoyuela, nos contarán detalles del territorio y de su uso humano, y también del viaje del granito desde las profundidades de la tierra a la superficie que ahora vemos. Acompáñennos a este viaje, que es el viaje del granito. Y de los canteros que supieron sus secretos.
Curiosidad: A lo largo de este camino, encontrarás cientos de kilometros de muros de piedra seca hechos en comunidad, muros para dividir los terrenos, aterrazar las laderas para cultivarlas, hacer corrales para ganado o cercar las dehesas… Esta forma de construir ancestral la llevamos practicando desde la Prehistoria, y da identidad a nuestros paisajes agrarios.
Este es un rincón único, un recodo de la sierra madrileña donde perduran tradiciones y saberes arraigados en el territorio, un lugar donde un agua abundante y generosa riega campos de variedades hortícolas únicas, y donde la biodiversidad crece a cada paso. La Sierra del Rincón esconde maravillas que sus gentes, sus plantas y sus seres han cuidado generación tras generación.
Curiosidad: Hasta hace unas décadas, la gente que vivía en estos pueblos comía lo que criaba la tierra. ¿Cómo conseguían llenar la despensa en esta sierra de suelos pobres y clima recio? Para asegurar la subsistencia era importante la diversidad. Como dice el refrán, no poner todos los huevos en la misma cesta. Por ejemplo, para comer fruta todo el año los manzanos eran la clave, un frutal bien adaptado al clima de montaña. Se cultivaban más de 15 variedades diferentes de manzana en estos pueblos, cada una maduraba en una época distinta.
Un puente es un diálogo entre dos orillas.Un pasaje sobre las aguas, que permite el paso de personas, animales, mercancías e historias que cruzan de lado a lado. En esta ruta, el agua dialoga con los habitantes de Canencia y del Valle del Lozoya, una tierra regada por un agua limpia y abundante que ha servido para la pesca de truchas, regar huertas, dar de beber al ganado y articular la vida de la población.
Curiosidad: El derecho de Pontazgo fue un tributo muy común en tiempos medievales. Era un híbrido entre el actual peaje y las aduanas. Los señores cobraban un impuesto por el paso de personas, mercancías y ganaderías por los puentes y caminos. El puente de Matafrailes, por ejemplo, fue testigo del cobro del pontazgo que se utilizaba para mantener caminos y puentes. Sin embargo, también sirvió para que reyes y nobles se enriquecieran a costa del pueblo, que necesitaba viajar y comerciar.
En los 22 kilómetros cuadrados de este municipio, viajaremos a diferentes épocas de la historia de la humanidad. La zona arqueológica de La Cabrera muestra una ocupación humana que abarca desde la Edad del Bronce. Los restos más antiguos son los de un asentamiento protocelta en el Cancho Gordo, más adelante en el tiempo, encontramos un asentamiento celta de origen carpetano en el Cerro de La Cabeza, correspondiente a la Edad de Hierro, luego la necrópolis medieval de origen visigodo denominada «Tumba del Moro» y ya a partir del siglo XI el Convento de San Antonio y San Julián. Además, exploraremos usos tradicionales del territorio que han llegado hasta hoy. Acompáñenos en este viaje por el tiempo.
Curiosidad: El convento conserva una red histórica de canales y fuentes, construida entre los siglos XV y XVII, que conduce agua desde cuatro manantiales de la Sierra de La Cabrera al interior del monasterio. Este sistema abastecía tanto al convento como a sus huertas y jardines. Pasear por el convento escuchando las diversas canalizaciones y fuentes y contemplando esta obra hidráulica histórica aún en uso es toda una experiencia.
Esta es una ruta donde la geología y el agua dialogan con los pobladores y el paisaje, manteniendo un equilibrio siempre delicado. Es, además, un territorio con una gran diversidad geológica. Caminando desde Patones de Arriba hacia la Vega del río Jarama, en sólo unos pocos kilómetros, atravesamos 450 millones de años de historia. Recorremos un territorio marcado por las infraestructuras del agua y la necesidad de los seres humanos de abastecerse del líquido primigenio.
Curiosidad: Al final de esta ruta, y después de haber conocido las infraestructuras del agua en este Valle del Jarama, nos encontramos al final de este viaje con la más primitiva de estas canalizaciones. La Fuente Gorda en Torrelaguna data del siglo XI y su agua viene a través de galerías excavadas en la tierra, desde los manantiales en la ladera hasta el pueblo. Esta infraestructura se denomina viajes del agua y la encontramos en otros lugares de Madrid. Fue construida por los bereberes que habitaban estas tierras en torno al año 1000, por lo que tiene verdadero mérito que aún siga cumpliendo su función un milenio después.
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