Las aves migratorias
en primavera

Cuando llega el buen tiempo, las aves también se suman a esos días luminosos, poniendo una nota de color y movimiento, una nota de vida. A primeros de marzo, los aviones comunes y las golondrinas llegan a nuestros pueblos y campos, alegrándonos la vista y el corazón con sus vuelos constantes, con sus piruetas y quiebros.

Abubilla (Upupa epops)

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y Alimoche común (Neophron pernopterus)

Poco después, a primeros de abril, llegarán los vencejos, artistas del vuelo de tonos oscuros. En las torres y campanarios, las cigüeñas están ya desde mediados de febrero; si miramos al cielo, observaremos rapaces como los milanos negros, las águilas culebrera y calzada y quizás algún alimoche.

Y si buscamos colores, el amarillo intenso de las oropéndolas, el azul intenso de las carracas o la variedad de tonos de los abejarucos. Además alcaudones comunes y dorsirrojos, currucas, roqueros rojos, abubillas,….

Golondrina común (Hirundo rustica)

Roquero rojo (Montícola saxatilis)

Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans)

Todas estas especies, conocidas como estivales, pasan el invierno en África, en latitudes más cálidas. Cuando se acerca la primavera en el hemisferio norte, comienzan su largo viaje, en la mayoría de las ocasiones de miles de kilómetros.

Alcaudón común (Lanius senator)

En el caso de las aves pequeñas, como las golondrinas, con apenas 20 gramos de peso, estos recorridos resultan increíbles: cerca de 5000 kms. desde zonas subsaharianas hasta nuestra península; es por ello, por esas proezas inimaginables, por lo que debemos cuidarlas, tienen mucho valor.

A su vez, otras aves que han pasado el invierno con nosotros, emigrarán a latitudes más norteñas, son las llamadas invernantes: Grullas, gansos, anátidas, garzas,…, que realizarán, asimismo, viajes de miles de kilómetros.

Pero, centrándonos en las primeras, las que vienen a nuestra comarca durante los días largos y llenos de luz, las estivales tras descansar brevemente de sus largas expediciones, se ponen enseguida con la tarea de emparejarse, reproducirse e incrementar el número de individuos de sus respectivas especies. Las más pequeñas pueden llegar a realizar tres puestas en esos meses, no pararán de criar pollos. Las más grandes, rapaces y cigüeñas por ejemplo, tienen un periodo más largo de incubación y desarrollo de la prole, por lo que solo realizarán una puesta anual.

Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica)

Otro sentido a tener en cuenta es el oído; durante el periodo de buen tiempo, además de alegrarnos la visión, la multitud de cantos al dar un paseo por el campo, nos hablarán de la multitud de pájaros que nos rodean. La vida se instala en cada rama, en cada piedra, haciendo infinitos esos meses únicos.

Muchas gracias a los dos amigos de la Sierra Norte que con su conocimiento, su arte y su amor por la naturaleza han hecho posible este reportaje, Miguel Ángel Granado (texto) y Miguel Ángel Serrano (fotografía), ambos miembros del grupo local SEO Sierra Norte de Madrid, GRACIAS AMIGOS!

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